Desde el comienzo de la dinastía Ming, Zhu Yuanzhang, el primer emperador de la dinastía Ming, estableció Jinyiwei para dirigir el ejército por derecho propio. Jinyiwei le sigue desde hace cien años, y las ciudades del norte y del sur y Fusi son como el fuego y el agua, y no pueden competir entre sí. Hay una feroz competencia partidista en la corte, y los bandidos campan a sus anchas por los ríos y lagos. Bajo la prosperidad del mundo próspero, se ocultan turbulentas corrientes subterráneas...